Dios, por favor, que no me vean [Libre]

Me habian enviado al castillo de la reina roja. No le debia ni la mas minima pizca de respeto, asi que irrumpi facilmente, llevaba un trozo de panecillo y un poco del liquido de esa botella.
Mordisquee el panecillo una vez adentro y creci a tamaño descomunal. Venia preparada. Vestida de rojo con negro, con el cabello cayendo en finos y alocados rizos de color castaño oscuro.
Nadie me miro raro al pasar. Naturalmente, asi pasaba desapercibida.
Corri mas de prisa cuando perdi de vista a las cartas rojas.
Entre apresuradamente a la habitacion de los ingredientes, ¿Que era? Cabello de bestia, petalos de flor silvestre... empeze a meterlo todo en una bolsita, demasiado pequeña para mi actual tamaño y la puerta sono al abrirse.
No habian enviado a nadie de la Reina Blanca, mas que a mi, y... ¡Dudo que de los Reyes Negros! Ohdios, esto estaba mal, esto estaba muy muy mal.

venia corriendo por las pasillos del castillo habia molestado a las cartas y algunas me perseguian justo me habia topado con las que no tenian mucho sentido del humor pero al mencionar a la reina salian corriendo, tome mi palo de croquet y segui corriendo.

Para evitar una conversacion desagradable me meti a la primera puerta que vi el castillo era enorme y siempre se me olvidaba las habitaciones entre cerrando la puerta a mi espalda apoye mi palo en el piso mientras lo hacia girar mientras veia a una chica justo alfrente mio.

- Jugamos un partido? - pregunte mientras recorria mi vista con la habitacion no reconocia a la chica pero que importaba ahora podiamos jugar mejor con la reina.

Sonrei con naturalidad, meti los objetos que habia recogido a mi bolsa y camine hacia ella.
-Seguro, ¿Croquet? -alze la ceja, viendo el palo que tenia en las manos- ¿Donde jugaremos?

alze una ceja incredula y la quede mirando un momento.
- con la reina, en el jardin - dije obviamente y luego me puse a pasear por la pequeña sala mientars giraba mi palo de criquet.

- eres nueva?- pregunte mientras giraba mi vista a ella - que bueno que llego alguien mas casi nadie quiere jugar con nosotras - die rapidamente dando un pequeño suspiro al final de la oracion.